Exactamente, fueron $3.179.820.000 en indemnizaciones que obtuvieron pequeños productores y productoras agrícolas, quienes previamente habían contratado pólizas para proteger sus cultivos y ganado ante eventuales fenómenos climatológicos perjudiciales.
El Seguro Agropecuario es una herramienta de transferencia de riesgo que el Ministerio de Agricultura –a través de Indap y Agroseguros-, pone a disposición de los pequeños agricultores y agricultoras.
El objetivo de estas pólizas es proteger sus emprendimientos y producción ante eventos climáticos adversos como sequía, lluvias extemporáneas, heladas, nevazones, granizadas, olas de calor, erupciones volcánicas, enfermedades exóticas, incendios, robos y muerte animal, entre otros eventos climáticos adversos. Este instrumento opera desde hace 22 años.
Dependiendo del rubro productivo que desarrollen, los usuarios debidamente acreditados ante Indap pueden acceder a este programa que asegura Cultivos Anuales (cereales, hortalizas, legumbres, forraje, entre otros), Frutales (arándanos, frambuesa, olivos, manzanas, peras, nogales, carozos y tres variedades de uva), Ganadero (bovino y ovino) y Apícola.
Santiago Rojas, director Nacional de Indap, destacó que la importancia de este instrumento para las y los pequeños agricultores. “Si los productores contratan alguno de estos seguros o la cobertura de precios del maíz, ante determinados fenómenos climáticos, estarán protegidos por compañías de seguros que, al certificarse los hechos, los indemnizarán con montos mucho más altos que las ayudas de emergencia que como institución podamos entregar”, comentó.
La autoridad agregó que “no solo es más dinero: es la posibilidad real de que un pequeño agricultor continúe con su actividad productiva, pague sus créditos -si acaso los tuviera-, pueda comprar insumos, volver a plantar y proyectar una nueva temporada. Los beneficios son muchos”.
Balance y testimonios
Manuel Ureta es un agricultor de San Vicente de Tagua Tagua, región de O’Higgins. Cultiva zapallo, camote, melones y cebollas de guarda, producción que lluvias extemporáneas dañaron.
“En enero de 2021 estaba a punto de cosechar, vino la lluvia y dañó las cebollas; se pudrieron”, recordó. Cuatro meses después recibió una indemnización millonaria que le permitió recuperar su capital de trabajo, comprar productos y continuar con su actividad.
“Hay que tomar seguros para todas las siembras porque el costo por hectárea es bajo; lo que pierde uno si no está asegurado es mucho. Cuando aseguré esas hectáreas vi que era bueno hacerlo”, comentó Ureta.